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Capítulo I: "De Gottfried a Bennet" o "De mal en peor"

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Capítulo I: "De Gottfried a Bennet" o "De mal en peor" Empty Capítulo I: "De Gottfried a Bennet" o "De mal en peor"

Mensaje  Bennet Hatch Dom Oct 16, 2011 2:28 am

Capítulo I
De Gottfried a Bennet
o
De mal en peor


Parte I

A Rey muerto, Rey puesto... ¿Y a Rey abdicado?...
o
Unas horas en la República


1.- El Palacio Real, en Santiago, se sumió en una especie de lúgubre silencio. Tras terminar de hablar, el hasta entonces conocido como Rey Gottfried, se marchó rápidamente, dejando tras de sí el ruido de un fuerte portazo. Un silencio sepulcral se apoderó del recinto, cortos momentos silenciosos en los que miles de reflexiones viajaban por la cabeza de todos los presentes.... Incluido el Príncipe Hatch, quien había sido Príncipe del Bío-Bío desde hacía no mucho tiempo.

2.- Aquel Señor, heredero al trono, recordó su vida como noble: Esforzándose por subir cada peldaño, sacrificios y lealtades prácticamente a prueba de dudas para con Gottfried, el cómo terminó haciéndose cercano e incluso amigo del monarca. Sintió que Gottfried no estaba en lo correcto, por decir lo menos: La disolución del Reino y la 'creación' de la república. Fue como si alguien lo estuviera estrangulando, y arrebatándole todo el fruto de sus esfuerzos y luchas.

3.- Cuando Bennet se movió, lentamente, la reacción general fue instantánea, todos se levantaron de sus asientos y comenzaron a moverse, a caminar rápido, hablar entre ellos, mientras Hatch pensaba cuál sería el siguiente movimiento. Se oían voces de “¿En serio, República?”, “¿Ahora lo va a hacer?”, “¡No!, ¡no ha firmado nada!, no quiero parecer traidor, ¡pero podrían ser rasgos de demencia del monarca!..”

4.- Era un día bello, perturbado sólo por quienes se movían apresuradamente dentro del palacio. El Palacio Real, exquisita y enorme construcción; erigida en medio de la ciudad, la que se veía iluminada bajo el sol, con sus varios edificios finamente ornamentados... Sin embargo éstos se veían opacados por el Palacio. Construcción en la que no era difícil perderse entre pasadizos que estaban por doquier, lo sabría el Príncipe que varias veces había terminado en la mazmorra o fuera del edificio, en su juventud.

5.- Justamente, fuera del edificio todo estaba en calma, nadie sabía aún de la decisión del, hasta ese día, Rey. Las gentes actuaban de forma normal y tranquila... tanto como lo permitían las desfavorables, por no decir desastrosas condiciones en las que estaba encaminándose la guerra para los que eran leales a Gottfried.

6.- ¡Señores, señores! - dijo Hatch –. Basta de discusiones, todos siéntense -La voz de Hatch parecía algo afectada por la decisión de Gottfried, pero era firme, al menos lo suficiente para hacer silencio-. Como Príncipe heredero, que aún soy pues el monarca no ha modificado nada de forma oficial, llamo a un consejo real extraordinario que se celebrará en breve, con los nobles presentes. Las decisiones de nuestro Rey se mantendrán en reserva. Nos vemos aquí en una hora.

7.- Hatch se marchó a su habitación, tras de sí, miradas asombradas y recelosas, y gritos de “¡Con qué derecho..!”, “¡Debemos actuar!” se oían en el salón real. Avanzó ocultando sus vacilaciones y cerró la puerta de su habitación. Pasó largo rato meditando, dubitativo, aclarando ideas, lo mejor que podía dadas las circunstancias. Mandó cerrar las puertas, accesos y aumentar la guardia en palacio y en la ciudad.

8.- Bennet cavilaba. El Príncipe planeó volver a su región para quizá disolver las acciones de Gottfried... o quizá separar la región... Separar la región..., enfrentar solo a los enemigos... no podría... Reflexionó. Escribió una carta a Gottfried, incitándolo a continuar intentándolo, a que no renunciara... Pasó la carta por debajo de la puerta de la habitación de Gottfried, el príncipe esperó. La hora se cumplió. No escuchó movimiento alguno. Hatch ya sabía y había decidido lo que haría... lo que debía hacer: Tomar el liderato del Reino..., al menos por el momento.

9.- El Príncipe entró al salón, todos sentados, él se sentó a la cabeza. Silencio. Bennet se prepara a tomar la palabra, cuando otro noble se la pide antes. -Adelante-. Dice Hatch.
10.- -Mis nobles señores... -comenzó a decir-. Es innegable que todos estamos desconcertados por las acciones de nuestro amado monarca, quien, aparentemente ha caído bajo mucha presión, motivado por la dura situación actual, es obvio que todo se debe a arrebatos, a sinsentidos...

11.- No terminó de hablar cuando Bennet le interrumpió en seco.
12.- -Mi Señor, nadie aquí hablará así de nuestro monarca... No soporto seguir con esto... Acúsenme de arrebatado, como nuestro monarca, pero es innegable -Al decir esto, Bennet lanzó una mirada y una sonrisa irónica al previo expositor- que es necesario un liderazgo ahora, ¡nuestro reino está en guerra! -La voz iba en ascenso-. ¡No para perder el tiempo!, no ahora...
13.- - ¿Y qué proponéis, mi señor?, ¿aprovechar vuestro título de heredero y ser coronado Rey?...
14.- Las campanas repicaban, indicaban el mediodía.
15.- - Si para el atardecer no tenemos información de Gottfried... Sí.


Última edición por Bennet Hatch el Miér Dic 28, 2011 2:09 pm, editado 3 veces
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Mensaje  Bennet Hatch Dom Oct 16, 2011 2:34 am

Parte II

A Rey Abdicado... ¿Príncipe Coronado?
o
Su Alteza será Monarca


1.- Todos los presentes quedaron estupefactos... Se lo esperaban, pero no de la forma en que lo presentó el Príncipe. Pero era obvio lo que pasaba por la mente de todos. ¿Una república sin transición y sin planes de ejecutarse? No parecía viable en tales condiciones, adversas por decir lo menos; no era poco una guerra en franca pérdida, tropas sin liderazgos y, ahora, un gobierno sin cabeza. Por tanto, parecía obvio que sería él quién tendría que manejar la situación. Pero.. ¿ser coronado?, parecía un poco sospechoso.

2.- ¿Seguro, Alteza? - Dijo, consternado uno de los consejeros, de 57 años y viudo, y uno de los más cercanos a Bennet-.
3.- -Sí, estoy seguro Sir Harald. Por ahora, como Príncipe heredero pido que me autoricen a ser la cabeza dentro de todas las decisiones que le competerían al monarca, tener la mayoría de sus atribuciones y derechos, en su ausencia...
4.- -¿Incluyendo el derecho de usar la corona..? -Dijo con una sonrisa de satisfacción quien antes había sido víctima de la mirada irónica de Bennet.
5.- Bennet sonrío -No, aún no...; de haber oído bien, Sir Magnus, sabría que sería sólo si nuestro Rey no deshace su renuncia. Y por ahora sólo pido tener el poder de decisión, junto a todos ustedes. Además, es sólo mi propuesta. Sé lo que todos piensan, pero díganme.. ¿Alguno de verdad quiere vivir en una República en este instante?

6.- Silencio. Ante la pregunta muchos nobles recapacitaron, nuevamente Sir Magnus tomó la palabra. -Bien, Su Alteza, de mí no parte no habrán quejas... en cuanto a que usted, junto a todos nosotros tome el control de la situación. Concuerdo también en que no puede ser esta una República, pero -lanzó una mirada a Bennet- debo decirle que tengo ciertas reticencias en cuanto a su coronación.. nuestro Rey no ha muerto...

7.- Pero ha abdicado -Repuso Sir Harald-. Motivo más que suficiente como para que el Príncipe heredero al trono tome el reino. Señores, si no quieren una República, que es imposible de tener ante estas condiciones, pues entonces debemos coronar al príncipe Bennet... Yo no veo otra salida más que decir que el Rey ha abdicado, pues él mismo Rey Gottfried lo declaró así -Miró a Hatch-. Recuerdo que Gottfried mismo lo nombró heredero, ¿no?. En tal caso ¿Por qué dudar de sus habilidades?.

8.- -Sir Harald -Sir Magnus miró fijo a Harald-. Bien sé que no hemos de desconfiar del príncipe, pero ¿una coronación?, eso y pensando en el reino cuando propongo que debería ser a través de una v...
9.- - Sir Magnus -le interrumpió Bennet- Así también yo me preocupo por el bienestar del Reino, y es de todos conocidos mi gran lealtad a Gottfried, créanme que si él objetara algo de esto, sería el primero en apoyarlo. Pero no está aquí, él abdicó porque lo estimó conveniente. Así pues, haciendo caso a lo que iba a decir Sir Magnus, sometámoslo a votación. Quienes estén a favor de que yo tome control del Reino... -Todos asintieron, incluyendo Sir Magnus-. Bien en tal caso -prosiguió Hatch- Sir Magnus, junto a Sir Harald harán los preparativos para la ceremonia -Harald le hace señas a Bennet, a lo que el príncipe piensa un momento-. Bien entonces será ayudado por el hijo de Sir Harald, después de todo deseo que la ceremonia sea austera sin grandes pomposidades, que sea sobria... Estoy seguro que así lo hará usted, Sir Magnus. Pueden retirarse.

10.- El Palacio retomó el ajetreo que había sido común desde que estalló la guerra, salvo para Bennet quien estaba en el salón Real que en cuestión de horas se volvió un incesante ir y venir de gente, que iba en dirección al despacho Real con papeles, sellos, autorizaciones, permisos, despachos, cuentas, preparativos, informes, anuncios...

11.- El futuro Rey, estaba agotado, pero ya eran menos las firmas que se necesitaban y Thomas, un joven de 24 años, de origen inglés, y su actual secretario, estaba tan cansado como él. -Thomas, dime -lo interrogó el noble, mientras firmaba unos documentos relacionados con el ejército y sonaban las tres-, ¿cómo crees que irá todo esto?...
12.- -¿La coronación?, tranquila...
13.- - Jaja, no, me refiero a esto -Indicó el papel que acaba de firmar-. Me refiero al ejército, la noticia que en breve será pública... mejor dicho, que será anunciada de forma oficial, sobre la abdicación de Gottfried y mi nuevo cargo... Y que los regimientos, nuestras escasas huestes, ya saben y están ya muy desmoralizadas por ello. Ni arengas, ni la promesa de tierras y un alza en sus pagos, documento que acabo de firmar, nos ayudarán en esto...
14.- -Bueno, creo que no lucharán bien, por ser modestos al referirnos a eso..., Alteza.
15.- - Tranquilo, no insistas en las formalidades, no en estas situaciones ni en un momento así de tranquilo, presiento que no serán muchos... Además, aunque siga hablando así, siento que la situación es informal...

16.- La puerta del despacho se abrió, y entró el hijo de Sir Harald, con un papel en su mano, de su padre.
17.- - Ah, te esperaba -le dijo al joven, de 22 años, nombrado recientemente por la influencia de su padre y por su propia influencia sobre Bennet, de larga amistad-. Dame eso... -Bennet abrió el documento y le echó un rápido escrutinio-. Bien, bien, dile a tu padre que venga, necesito hablar con él -firmó el pergamino y lo selló-. Sir Erik, dile a tu padre que es necesario, mucho, que venga y que es un tema algo delicado.
18.- -Sí, Alteza -dijo con una pequeña reverencia.
19.- -Ya, Erik, esto no es tan formal... -miró a Thomas-. Ustedes no saben cuán cansado estoy de que me llaman Alteza..
20.- Sí, estaba cansado... pero no reparó en que, probablemente, por la mente de sus colaboradores pasó la siguiente reflexión: “Bueno...Ahora será 'Su Majestad', Su Alteza”.



Última edición por Bennet Hatch el Miér Dic 28, 2011 2:12 pm, editado 3 veces
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Mensaje  Bennet Hatch Dom Oct 16, 2011 4:10 am

Parte III

La sobria coronación de Bennet
o
Los enemigos ebrios de gozo



1.- Atardecía. Frente a los aposentos reales, en los que Gottfried estaba, supuestamente, encerrado, no se oía nada. Abrieron la puerta y descubrieron que el monarca ya no estaba. Era obvio que ahora no podría pronunciar queja alguna. Enterado Bennet, decidió que se dejara tal cual la habitación y que Gottfried debía seguir siendo tratado con todos los privilegios de un monarca, además de que seguía ostentando su principado de Santiago, Ducados y Condados de la misma zona, además de otros títulos honoríficos.
2.- -Alteza, todo está preparado- dijo uno de los lacayos a Bennet, en su habitación.
3.- - Bien, bien.... Bajaré en un minuto -. Respondió Bennet, mientras se vestía con las joyas más finas que tenía. No usaría las joyas reales porque no las encontró, ni usaría las joyas de Gottfried, que mandó a guardar y tener a buen recaudo. No, él iba con sus joyas de príncipe que, ahora, serían las nuevas joyas reales al igual que un cetro propio, que le sería entregado en la Iglesia.
4.- A pesar de que Gottfried no era un monarca muy popular, la gente parecía apesadumbrada. Probablemente la combinación de saber que la guerra iba de mal en peor y que Gottfried abdicaba al trono, todo esto rodeado de cierto halo de misterio, era una mezcla letal para el ánimo de la gente. Sin embargo, la tarde templada y fresca parecía aliviar un poco los ánimos de los ciudadanos. Que estaban por miles, rodeando el trayecto que tendría el carro real.
5.- El gentío era grande, estaban agrupados, más que por admiración hacia Bennet, por la espera de ver un evento que quizá los animara. La gente no sentía total confianza por un joven como él, que no tenía precisamente un liderazgo nato, ni era un brillante estratega, ni siquiera era capaz de entablar un combate cuerpo a cuerpo de forma más o menos digna, sólo era admirable cuando usaba arco o ballesta, donde sorprendía, no por tener un gran talento, sino porque a pesar de no tener una vista perfecta ni un oído agudo, era capaz de cazar muy bien. A pesar de los rasgos negativos, militares en su mayoría, veían en él cierta simpatía, también una humanidad, tolerancia y prudencia bastante grandes. ¿Mayor calidad humana?, estaba por verse, pero no era precisamente lo necesario en la situación militar actual. De cualquier modo, era bastante más aceptado que el anterior Rey.
6.- Se abrió la puerta del carro Real, Bennet se veía realmente sereno a la luz del atardecer. El carro, descubierto para permitir tener una vista total del ambiente. El Rey se sentó junto a Thomas, en frente estaban Sir Eric y Sir Magnus, quienes habían organizado el evento.
7.- El carro arrancó, el Príncipe saludaba a toda la gente, de pie y ayudado por sus acompañantes, su altura no le jugaba muy buenas pasadas ahora, por un asunto de equilibrio. Aún así, la sencillez de todo el evento y la cálida sonrisa de Bennet, trajo consigo no un festejo, pero sí aprobación. Detrás del carro, un pequeño séquito, gente a pie y algunos nobles en caballos. Sin embargo, la cantidad de nobles era escasa, varios de ellos habían pedido permiso para irse o a sus respectivas ciudades, o a liderar y acompañar a sus tropas, o a preparar 'viajes' por motivos diversos, varios de esos motivos no eran más que eufemismos para preparar viajes largos, en caso de que las batallas fueran mal.
8.- Bennet, mientras saludaba, recordó la conversación que había tenido con Sir Harald, antes de la ceremonia. Papeles, preparativos en Valparaíso, muchos barcos, dinero y mensajes varios. Todo esto porque tenía las mismas, sino menos, esperanzas que los otros nobles. Pero eso no era lo único que le aquejaba. La sonrisa le salió un poco forzada a medio trayecto, no se sentía bien, pero la situación en la que estaba era lo que le había “tocado” hacer.
9.- A pocas cuadras de la Catedral, estandartes y pendones se veían flameando. Al momento de bajarse, frente a la Catedral, Bennet fue recibido con un ferviente aplauso. El evento se hizo rápidamente, ya que empezaba a oscurecer.
10.- La ceremonia era presidida por el Arzobispo de Santiago, monseñor Giacomo Tomaso da Palestrina. La ceremonia fue sobria, acompañada por la música del compositor real. Ungido con aceites reales Bennet recibe la corona sobre su cabeza y toma su cetro, mientras resuena en la Catedral la voz del Arzobispo: “Por el poder de nuestro Dios, os corono Bennet I, Rey de Chile...”
11.- Un gran aplauso inunda la ciudad. El Rey recién nombrado se pone de pie. Podría estar más feliz. Saluda, sonríe.
12.- Coronado, sale de la Catedral de Santiago, afuera, saludando a la gente parece ser bien recibido, de hecho, se le vitorea, a lo que Bennet parece sorprenderse. No habría festejo oficial pero de seguro sí habrían celebraciones. Anochece. El Rey llega a su Palacio... No, es el palacio que uso, sigue siendo de Gottfried, se dijo.
13.- En palacio hay festejo, el Rey sonríe, saluda, pero no se siente bien. Llama al Arzobispo.
14.- Giacomo -Lo trata informalmente el nuevo monarca- Debo hablarte, no por tu cargo, sino por tu cercanía y por que sé que no tendrás problema en aconsejarme, sígueme. -Bennet guía a Giacomo a su habitación.
15.- - Necesitaba hablar contigo, Giacomo, eres de las pocas personas en las que confío, mis otros amigos son... demasiado inexpertos en estas materias intrigantes y de chismes, y no puedo confiar en ellos para esto... Aún, menos con lo atareado que están todos.
16.- - Bien, hablad –Dijo el eclesiástico.
17.- - De acuerdo... sabéis que como Rey, ahora he de hacer frente a mis enemigos. Pues bien, las tropas leales están desmoralizadas, y seguramente fracasarán en combate, nuestros recursos son escasos desde la modernización del reino y el amplio gasto en infraestructuras durante el gobierno de Gott... -Bennet se da cuenta que va por las ramas-. El asunto, es que nuestros enemigos están felices con este cambio de monarca, e intentarán aprovechar todo esto para asestar otro duro golpe.
18.- - ¿Militar? -Dijo da Palestrina.
19.- - No... del todo -respondió Bennet- corren rumores de intentos de asesinato. Por eso mi última aparición pública será mañana en la mañana, al dar mi discurso. Por ahora sabemos que habrá un intento de asesinato... Estaréis allí, se armará una trampa para capturarle.
20.- Bien, bien... Pero... ¿hay algo más, cierto?
21.- Sí, sospecho que el asesino no es alguien cercano, como lo dicen mis fuentes, sino del enemigo... lo cual es un alivio. Pero... hay otra cosa también. Hoy preparé barcos en el caso eventual de que el resultado sea desfavorable en batalla.
22.- - ¿Y... Por qué? -Lo coacciona a seguir.
23.- - Por los rumores certeros sobre nuestro estado militar. Si perdemos la batalla, caerá Santiago, si cae Santiago, cae el reino, porque ese ejército es la columna vertebral de nuestra fuerza militar. Las fuerzas restantes quizá sirvan en una que otra escaramuza. Si el panorama se presenta desfavorbale planeo ir a Valparaíso y de allí, viendo como siga al situación, solicitar la ayuda de ejércitos foráneos.... ¡Ah, cierto!, Os nombro mi capellán personal, y os envío a Valparaíso. A Preparar la institucionalidad y el manejo de la ciudad de tal forma que todo lo pueda administrar desde allá, es una simple medida -Bennet no estaba del todo seguro de esta frase-. Partiréis mañana, tras el discurso... ¡Ah!, lo olvidaba. Llevaos consigo al músico.
24.- El Arzobispo salió del despacho, Bennet se puso a escribir un par de documentos y su discurso, tras poco rato se recostó, y durmió no muy plácidamente.
25.- Amanecía, el monarca estaba vistiéndose en su cuarto. La luz del sol se ocultaba tras unas nubes. Bennet se ajustaba la capa, y la corona. En un par de horas, daba el discurso.
26.- El festejo dejaba su secuela en las calles, que no era tanta, debido al estado de guardia general y alerta. Pero aún así, se notaba que la celebración había sido un relajo. Bennet comía el desayuno. Sólo su secretario y Sir Eric estaban allí. Incluso Sir Magnus estaba en su propia residencia.
27.- - Majestad -Habló el Secretario- Aquí está su discurso, lo que escribió hace unas horas. Está corregido.
28.- Bien, gracias -Bennet se percató de lo cansado que estaba Thomas- Pídele a los músicos que toquen algo en el salón Real. Tienes todo el resto del día libre tras el discurso.
29.- Bennet decidió relajarse un poco, subió a la Biblioteca y sacó un pequeño libro. Fue al Salón Real donde estaba Thomas con unos documentos mientras los músicos tomaban una armónica melodía.
30.- Sonaban las campanas del mediodía, Bennet se levantó. "Ya es hora", se dijo. Avanzó hacia el balcón, donde una gran multitud lo esperaba. El patio del palacio estaba lleno, y la luz del sol hacía brillar la reluciente corona de Bennet. El Rey sonrió, vio a su lado a Eric, a Thomas, y a un par de guardias, junto a los cortinajes, y avanzando, el Arzobispo. Tras saludarlos, el ex-Príncipe se asoma al balcón. Al momento de prepararse para hablar un guardia se abalanza por detrás de Bennet empuñando una daga, y antes de que cualquiera de los acompañantes reaccionase, Bennet lo esquiva. Al acto, el segundo guardia y otros dos escondidos tras los cortinajes aparecen y arrestan al sujeto.
31.- La multitud quedó asombrada ante tal evento, no lo creían. Mientras el guardia seguía luchando, una flecha silbó en el aire, en dirección al balcón donde estaba el Rey. Bennet giró y la flecha alcanzó a herirlo en el brazo derecho, rasgar su capa y arrancársela, haciéndolo caer a él y su corona, golpeando su cabeza en el balcón, todo para que finalmente la flecha terminara clavada sobre el guardia, que quedó muerto bajo la capa real.


Última edición por Bennet Hatch el Sáb Dic 17, 2011 3:31 pm, editado 6 veces
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Mensaje  Bennet Hatch Jue Oct 20, 2011 10:08 pm

Parte IV

Un monarca inconsciente
o
¿Acaso Varo comandaba las tropas?


1.- La plaza estaba llena de ruido, mientras unos huían despavoridos, otros salían llevados por la masa de gente. Se escuchaban algunos choques de armas, gritos de alerta y se intentaba cerrar las puertas de todos los edificios, ya que no había quedado claro desde qué ala había sido lanzado el proyectil. El Rey yacía en el balcón, su corona de Príncipe junto a él. El Arzobispo y Sir Eric intentaban reanimarle, estaba vivo pero sangraba mucho y respiraba débilmente. Los guardias lo llevaron rápidamente al Salón Real, dejando un rastro de sangre y de allí a su habitación, no muy lejana a la de Gottfried.
3.- El Arzobispo detenía el sangrado como podía, mientras que la respiración del monarca se hacía cada vez más débil, y su cuerpo se ponía más pálido. El Arzobispo da Palestrina estaba sólo logrando magros resultados, pero manteniendo vivo al Rey. Minutos después, un grupo de médicos estaba en la habitación, habían conseguido detener el sangrado por completo, y mejorar la respiración del Rey, sin embargo no habían logrado encontrar la causa de que no despertara aún.
2.- Guardias revisando cada sala del Palacio, registrando a cada ciudadano que presentara indicios de poder tensar un arco. En el Salón Real se habían juntado todos los nobles que estaban presentes en Palacio y aquellos que no estaban muy lejos. Un consejo extraordinario presidido por Sir Eric y el Arzobispo de Santiago, quien había suspendido su viaje a Valparaíso.
4.- - Señores, los médicos lograron estabilizar el estado de nuestro monarca, que, considerando la situación actual, es muy buena noticia, sin embargo, es de esperar que en las siguientes horas despierte... de lo contrario podría ser indicios de algu mucho más serio. -Dijo Sir Eric, que se había vuelto a sentar tras dar esas palabras y permitir hablar al Arzobispo.
5.- - Señores, lamentablemente no se ha podido capturar al responsable de esta fechoría que no logró ser exitosa...-
6.- - Aún...- añadió Sir Magnus- Recuerden que los médicos no nos han garantizado nada...
7.- - Sí, gracias...- Dijo el Arzobispo- Bien, a pesar de haber cateado a los ciudadanos y revisar todas las habitaciones, no hemos logrado dar con nadie. Pensamos que dejó el arma y huyó entre la multitud. Con respecto al guardia, éste falleció y entre sus pertenencias se halló una pequeña bolsa con monedas de oro... Suponemos que fue un trabajo interno, de cualquier forma, nuestro Rey sabía que ocurriría un intento de asesinato en su contra, pero fue el 2do el que me sorprendió y creo que a él también...
8.- - Bien, bien... pero, ¿qué haremos con un Rey inconsciente como jefe de estado, jefe militar y de gobierno?, más aún siendo que hoy se deberían estar produciendo las batallas que quizá decidirán por completo el futuro del Reino. - Dijo de forma áspera e impaciente Sir Magnus.
9.- - Pues, hacer lo que estaba estipulado, este Consejo tomará las decisiones, que serán presididas por el noble de mayor antigüedad y rango, capaz de tomar el cargo al momento en que se necesite, lo que lo deja a usted, Sir Magnus, como cabeza del consejo, en ausencia de mi padre.
10.- - Bien...- Dijo Sir Magnus esbozando una pequeña sonrisa.- Asumo de inmediato entonces, y ordeno preparar las defensas de la ciudad y aumentar la guardia, no podemos arriesgarnos a que la gente crea que los reyes pueden ser asesinados a diestra y siniestra. -Se dirige al Arzobispo- Oí que el Rey quería que realizarais ciertos trámites en Valparaíso, no sé cuáles eran, ni quiero averiguarlo, pero os despacho a la ciudad ahora mismo, también como medio de apoyo a través de la iglesia, para servir de consuelo a la población. Abajo hay un carro, id, buscar vuestras cosas y marcharos.
11.- El carro con el Arzobispo estaba saliendo de la ciudad. En Palacio el ambiente era tenso. Desde allí, se había acordado y hecho una declaración pública; leída a viva voz y publicada en los principales edificios, se explicaba la razón exacta del nombramiento de Bennet como Rey, se decía que Gottfried había abdicado y retirado de su vida pública, sin más especificaciones. Por último se informaba que el Rey recién asumido se encontraba bien, y descansado hasta su recuperación. Todo firmado por El Consejo Real y por el jefe del Consejo, Sir Magnus.
12.- Atardecía, y se estaba alistando todo para el caso de un deceso o "inhabilidad" del monarca, que no era descartado por los médicos, pero afirmaban era improbable. Varios nobles se tomaron unos segundos para descansar, incluso Sir Magnus y su familia, habían ido a la Capilla que estaba en Palacio, su esposa, Lady Margaret, lo acompañaba a su lado izquierdo, y más allá sus tres hijos, el mayor de ellos, Argus, de unos 30 años, le seguía de unos 16 años Anneliese, y el pequeño Edward, 2 años menor que su hermana. Atrás, Sir Charles Holbein y su esposa, Gretchen, ambos de unos 25 años. Algunos ciudadanos y criados de palacio también estaban en la capilla, aunque desconocían el estado real de Bennet.
13.- Una vez terminado el receso, en el Salón Real el ajetreo había vuelto, caía la noche y los médicos aseguraron que el Rey se recuperaría, y despertaría pronto. Mientras todos se retiraban de la capilla tras la noticia, y otros iban al Salón Real, Sir Magnus estaba en el balcón, mirando fijamente la plaza, apareció detrás de él un mensajero casi sin aire. - ¿Qué?... ¡Habla hombre!, ¡dí algo! -Dijo Sir Magnus, gritándole- Toma, ¡bebe y suelta la lengua de una vez! - Sir Magnus reconocía que el mensajero venía fatigado y del campo de batalla. Éste, mientras bebía y recuperaba el aire, sacó unos papeles de su ropa, mensajes provenientes del campo de batalla. A medida que Sir Magnus leía, se le fruncía el ceño y, diciéndose a sí mismo en voz alta exclamó: “Lo que me temía...”.
14.- Mientras, en la habitación, Bennet había despertado; los doctores le aconsejaron reposo hasta mañana en la mañana al menos. Deseoso de saber qué había pasado, Bennet consultó a Sir Eric, quien le informó del Consejo Real, lo infructuoso de saber sobre los culpables o de las intenciones del asesinato fallido, y del despacho del Arzobispo.- Bien, bien... -Decía Bennet, mientras Sir Magnus entraba en la habitación en la que estaban los ya mencionados, la familia de Sir Magnus y Holbein.
15.- - Majestad, hemos perdido la batalla, ha sido una derrota absoluta -Charles miró preocupado a Magnus- El comandante de las tropas está gravemente herido, y los sobrevivientes se han dispersado... -Tras esto, Bennet quedó mirando fijamente a Sir Charles y le dijo, sonriendo irónicamente: “Dile a tu padre que me devuelva mis legiones”. Tras eso, mandó a los médicos a buscar a Holbein y prestarle la ayuda necesaria. Una vez los médicos salieron, Sir Magnus se enjugó el rostro, habló con el Rey y con la autorización semiconsciente de éste, se retiró de la sala, dejó las cartas y se marchó de la ciudad, junto a su familia.

Fin del Capítulo I



Última edición por Bennet Hatch el Sáb Dic 17, 2011 4:21 pm, editado 2 veces
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Capítulo I: "De Gottfried a Bennet" o "De mal en peor" Empty Re: Capítulo I: "De Gottfried a Bennet" o "De mal en peor"

Mensaje  Bennet Hatch Dom Oct 23, 2011 6:08 pm

Bien, con esto se da término al Capítulo I :-P, haciendo de mi historia la que más ha progresado (en cantidad, digo). En tiempo este capítulo finaliza la noche del día 1. Las futuras ediciones del texto serán para dar coherencia, formato y orden, y para corregir ortográficamente. En sí la historia no cambiará, ni tendrá más hechos de los aquí señalados (Las correcciones mayores en el texto serían, por ejemplo, si alguien entra 2 veces a la misma habitación). Terminado el Capítulo I, comenzaré con el segundo que irá desde mi llegada a Valparaíso hasta la caída de Santiago, al menos.
Se deja abierto el tema a comentarios, saludos.

PS: Pueden optar por hacerlo así o no en sus escritos, cosa suya. Eso sí, recomendaría que si lo hacen así se construyan un “índice” para facilitar la lectura. Saludos.
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